lunes, 3 de noviembre de 2014

Una visión

Dos soles ardientes en el cielo proyectando una luz amarilla intensa. Estoy de pie en una playa pero no es arena lo que hay bajo mis pies, es polvo de hueso. El mar es de sangre y la espuma de las olas son calaveras aullantes, pero no son calaveras humanas, son de tiránidos. Hace mucho que no he matado ninguno pero los recuerdo de cuando tenía cuerpo mortal. Entre las olas se oye un rugido, no, no es un rugido es un nombre, un nombre demoniaco impronunciable en lengua de mortales. Otra vez esta visión, llevo mucho tiempo sufriéndola. Esta vez hay un cambio en la visión, comienza a oler mal, a algo muerto, a enfermedad, reconozco este olor es Targ-uk mi lugarteniente.


Abro los ojos y me encuentro sentado en el trono del puente de mando del Crucero de asalto Perdición Roja.
-¿Qué quieres Targ-Uk?- le pregunto enfadado por haber sido molestado.
Targ-Uk está enfrente a mí arrodillado a pesar de su armadura de exterminador y con la cabeza agachada.
-Señor los sensores están detectando un sistema imperial a distancia de salto. –que voz tan asquerosa, como si tuviese una flema permanente en la garganta.
Me muevo inquieto en el trono con ganas de aplastar algo por haber sido molestado por otro sistema sin importancia que solo reportará esclavos y nada de gloria.
-Suelta a Valkred y sus perros e infórmame cuando hayan acabado.
-Mi señor –suena una voz sin ningún tipo de expresividad, como si hablase a través del comunicador del casco de su armadura, aunque sé que no es así porque nunca lleva el casco- el sistema que se encuentra frente a nosotros es Naolous según los registros imperiales contiene cuatro cuerpos orbitales y dispone de dos soles.
Ninguna entonación, ningún énfasis pero no era casualidad lo último que había dicho Siuk, uno de los pocos bibliotecarios a los que había perdonado la vida cuando tomé el mando del Capítulo Apocalipsis.
-Siuk así que tú también has tenido visiones. -Targ-uk levanta la cabeza, mira primero desconcertado y luego con odio al hechicero pero no abre la boca porque sabe que no he terminado de hablar- Dime hechicero qué te han mostrado los Dioses.
Siuk avanza desde las sombras y se coloca delante mía de pie a diferencia de Targ-uk pero con la cabeza agachada.
-He visto un poder inmenso que está esperando a que lo liberen, marines incorruptibles, espadas aladas, máquinas con vida propia, un manto que evita la comunicación con los Dioses y sobre todo sangre, mucha sangre una ciudad entera sumergida en sangre.
Empiezo a gruñir y a medida que sube de volumen se va convirtiendo en una carcajada, después de mucho tiempo me levanto del trono.
-Targ-uk pon rumbo a ese sistema y prepara al Capítulo para el combate.
Dicho esto salgo del puente de mando y me dirijo a la bodega de carga de babor donde sé que estarán Valkred y sus perros. Antes de llegar a la bodega escucho el ruido de las hachas sierra y los gritos de los perros jaleando. Cuando entro en la bodega todo queda en silencio, solo se escuchan mis pisadas; según avanzo todos se arrodillan y agachan las cabezas. Todos excepto uno, Valkred antiguo Capitán de la sexta compañía, el único gesto que realiza al verme es de enfado por haber sido interrumpido en su entrenamiento.
Con una velocidad demoniaca le estampo un puñetazo en el estómago deformándole la armadura y haciendo que se arrodille.
-Así está mejor Valkred. –una vez hecho esto me dirijo a todos los perros- Khorne nos ha dado un objetivo y la oportunidad de servirle como mejor sabemos ¡¡¡BAÑANDONOS EN LA SANGRE DE NUESTROS ENEMIGOS!!!
La multitud comienza a jalear y solo queda decir una cosa antes de comenzar la masacre.
-Arrasad con todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario