lunes, 3 de noviembre de 2014

Sangre y Honor - 513° Regimiento de Ballhaus



Tras una prolongada guerra de desgaste en el sistema Xantius contra fuerzas rebeldes de la guardia imperial que intentaron tomar el control del sistema en nombre de sus nuevas y siniestras deidades, el 513° Regimiento de Ballhaus fue redestinado al sistema Naolous y acuartelado en su principal planeta, Naolous Prime, como período de descanso y reestructuración tras las bajas sufridas.




Al poco tiempo de su llegada al planeta lo que se iban a convertir en unas "vacaciones" se tornó en un nuevo infierno. Durante una de las fiestas principales de Naol, capital planetaria, tuvieron lugar pequeños disturbios en las calles de la ciudad, y lo que parecía una pequeña revuelta se convirtió en un caos cuando algunas secciones de las FDP (Fuerzas de Defensa Planetaria) se sumaron a la revuelta. La investigación de los altercados llevó al descubrimiento de un poderoso culto genestealer bajo la ciudad, y al hecho de que durante el transcurso de varias décadas habían logrado infiltrarse en importantes cargos del gobierno y el ejército. La confrontación fue rápida y brutal, y aunque se logró exterminar el culto, las bajas y pérdidas fueron cuantiosas.

Durante el enfrentamiento, el Comandante de la unidad, el Coronel Jocastus, resultó muerto durante el combate principal contra el Patriarca Genestealer. Desde ese momento el mando de la unidad fue asumido por una de las pocas mujeres del regimiento, la Mayor Mialia. Este hecho creó cierto malestar entre el regimiento, pero el apoyo del oficial más veterano del regimiento, el Capitán Tesseus, Comandante de los blindados del regimiento, y del oficial político, el Comisario Mayor Askani, bastaron para sofocar las protestas y cohesionar la moral y la disciplina de la tropa. Probada en combate y oficial de campo muy capaz, queda por ver si será igual de válida en su nueva función cuando vuelvan a los campos de batalla.

Han pasado casi dos años desde la llegada del regimiento a Naolous Prime y desde el enfrentamiento con los genestealer el tiempo ha transcurrido con poca o ninguna actividad, pero bajo el liderazgo de Mialia ha continuado con su puesta a punto y con la incorporación y formación de nuevos reclutas, sabedora de que la calma siempre precede a la tempestad y no piensa dejar que la cojan sin los deberes hechos. Además, asesorada por el Capitán Tesseus, veterano de algún que otro enfrentamiento contra las monstruosidades tiránidas, ha intensificado el entrenamiento consciente de que la presencia de un culto Genestealer en un sistema puede ser la antesala de una invasión tiránida a mayor escala.
Sin embargo, a instancias de la Central Inquisitorial del sistema, se ha solicitado el desplazamiento del regimiento a Naolous Secundus para reforzar la presencia militar en el planeta debido a una serie de ataques relámpago contra pequeñas comunidades cercanas a la capital planetaria. Los informes apuntan a combates brutales y sangrientos realizados por fuerzas aún desconocidas y con una tasa de bajas del 100% en cada ataque.
En estos momentos, paseando con su uniforme de faena frente a las bien formadas tropas bajo su mando y flanqueada por sus dos oficiales de mayor rango, la Mayor Mialia sabe que muchos de esos valientes soldados pronto no verán un nuevo amanecer, pero la idea de que la gloria de la presencia de su amado Emperador les espera en el otro lado le reconforta.
"Hijos de Ballhaus, nuestra hora de volver a luchar por nuestro honor en nombre del Emperador a llegado. Podemos salir del infierno pulgada a pulgada, pero yo no puedo hacerlo por vosotros. Miro a mi alrededor, veo esos rostros familiares y pienso: he cometido todos los errores que una persona puede cometer, pero hoy no volveré a hacerlo. En este equipo nos dejamos la piel por esa pulgada que se gana, porque, cuando sumamos una tras otra, sabemos que esas malditas pulgadas son lo que van a marcar la diferencia entre vivir o morir."
Los vítores y gestos de asentimiento ante las palabras de su Comandante en jefe recorren las filas de soldados, pero todo vuelve al silencio y la quietud cuando el Comisario Mayor Askani da un paso al frente y clava la vista a través de su inquietante máscara en ellos.
"Ningún insignificante humano ha ganado nunca una guerra por el honor o la fuerza de sus actos... La ha ganado haciendo que otro insignificante humano muriese en su lugar... La guerra es un asunto sangriento: derramad la sangre de los enemigos del Emperador, o ellos derramarán la vuestra. Rajadles las tripas, disparadles a la cabeza. Cuando palpéis un montón de pringue que antes era la cabeza de vuestro mejor amigo, entonces sabréis lo que tenéis que hacer. ¡Ah, y no quiero mensajes en el campo de batalla diciendo "mantenemos posiciones". Aquí solo avanzamos, y avanzamos para patearles el culo a los enemigos del Emperador!."
Paseando su mirada entre las filas de soldados con sonrisas en sus rostros y orgullo y fuerza en sus corazones, Mialia sabe que sus hombres están dispuestos para lo que sus enemigos les echen encima, por desgracia también sabe que muchos no volverán a sentir nada parecido. La hora ha llegado y el destino de todo un sector recae sobre los hombros de unos "insignificantes humanos". Larga gloria al Emperador.

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