Sólo habían pasado veinticuatro horas desde el enfrentamiento con los siervos de los poderes oscuros a bordo de la plataforma de defensa orbital y algún lumbreras en lo alto de la cadena de mando había creído oportuno festejar la victoria y conceder ascensos para mantener alta la moral de la tropa. En el campamento principal del 513° de Ballhaus en Naolous Secundus reinaba un ambiente de fiesta sazonado con litros de alcohol barato y pitillos de lho, pero la recién ascendida Coronel Mialia no se sentía para celebraciones. Sentada con los pies estirados sobre la mesa y con los informes de bajas de los pelotones sobre el regazo miraba con gesto apático los galones de su nueva graduación en la pechera del uniforme.
-"Coronel... Menuda estupidez. Los verdaderos héroes murieron en la batalla o han sido ejecutados por tener una mácula de los poderes ruinosos, y a mi me ascienden. Que el Emperador maldiga a esos estirados chupatintas" .- lanza una fuerte patada sobre el perchero que acaba por estrellarse contra el suelo desperdigando su guerrera en el suelo lo que casi le hace caerse de espaldas de su sillón.
-"Mialia, no deberías hacer esas cabriolas, no querrás partirte el cuello el mismo día que te ascienden".- la voz del Comisario Mayor Askani suena fría y burlona mientras entra en la tienda de mando embutido en su largo abrigo del comisariado.
-"Olvídame y lárgate a emborrachar como los demás, ¡Es un día de celebraciones!, ¿Lo has olvidado?. Además, ahora mismo no estoy muy contenta con los de tu calaña, ¡28 ejecuciones! ¿Es que os habéis vuelto locos? Que pasa, que os levantáis de la cama y os decís: "hoy voy a volarle la cabeza a unos cuantos soldados valerosos".- la voz de Mialia suena mitad furibunda mitad apesadumbrada.
-"Te entiendo, te aseguro que es la única parte de mi trabajo con la que no disfruto y sabes mejor que nadie que soy un maldito hijo de perra, pero a veces no hay otro remedio".- las palabras de Askani parecen sinceras, y muestra una pequeña mueca de reconciliación en los gestos de su normalmente inexpresiva cara mientras recoge la guerrera del suelo y sopla los galones que cuelgan de ella como si les quisiera quitar el polvo.- "Muy bonitos, hacen juego con tus ojos".
-"¡Si me sirven para perderte de vista te los regalo!".- dice despectivamente mientras hace un gesto airado con la mano.
-"¿Los galones o tus ojos?".- le contesta con un brillo de complicidad en la mirada.
-"¡Maldita sea Ask, te he dicho que no estoy de humor...!" .- Mialia se levanta como un resorte del sillón encarándose con el comisario, que rápidamente vuelve a poner su habitual cara de póquer y tiende una placa de datos hacia la Coronel.
-"Hace aproximadamente media hora llegó una solicitud del mando central inquisitorial para que te pusieras en contacto con ellos".
-"¿Y por qué demonios no lo has dicho antes?".
-"Porque hace un minuto estabas melancólica y vulnerable y no era forma de presentarte ante esos rancios Inquisidores, y ahora estás cabreada y con ganas de patear culos".- le contesta mientras la ayuda a ponerse la guerrera.
-"En eso tienes razón. Hazte cargo de ésto mientras yo me entero de que nueva sorpresa nos quieren endosar".- le entrega una placa de datos mientras recoge la que él sostiene.- "Por cierto, deberías de tener cuidado con lo que dices y delante de quién lo dices, o podrías ser el siguiente en ser ejecutado".- le espeta tras darle una patada en el culo, y luego sale de la tienda en dirección al puesto de comunicaciones.
El comisario mayor Askani enarca una ceja al comprobar el contenido del archivo. Directrices para llevar a cabo una ceremonia por los soldados caídos en la última batalla. "En lugar de estar bebiendo como los demás estaba aquí sola pensando en los que ya no están con nosotros... Esa mujer será una gran oficial algún día".- piensa mientras sale de la tienda y la ve alejarse.
-"¿La jefa ha perdido algo?".- le sorprende el Teniente Issel, apoyado en una de las paredes de la tienda con una copa en la mano y los primeros síntomas de una borrachera en ciernes.
-"Sólo lo mismo que todos nosotros, a un buen puñado de valientes hermanos".- el tono del comisario suena cortante y replicante.- "Ahora muestre el mismo buen juicio que en el día de ayer y exhorte a los hombres a rebajar las celebraciones y prepararse para el día de mañana. Quiero a todo el regimiento dispuesto y formando impecables a las ocho de la mañana en el patio de armas".
-"Pero señor...".
-"¡No hay pero que valga Teniente! Tiene sus órdenes, retírese y cumplalas".- Askani ve como Issel se aleja rezongando y malhumorado, mientras él se dispone a prepararlo todo para la ceremonia. Sin duda sería una noche muy larga.
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Una hora antes, en el otro extremo del campamento, mientras el resto de sus compañeros se encuentran de celebración el Sargento Primero Laggard se ve sobresaltado por un secreto que nadie más conoce. De camino a su barracón para buscar unas cuantas botellas más de alcohol para sus chicos visualiza una pequeña señal en una de las paredes del barracón, una señal que solo podía significar una cosa: Agentes de los Ángeles Oscuros se encontraban cerca, y una vez más requerían de su ayuda en la lucha contra los enemigos de la humanidad.
Siguiendo los protocolos preestablecidos sale de la base y cogiendo un vehículo se dirige a un pequeño bar de mala muerte a las afueras de la ciudad. Cuando entra, su contacto ya le esta esperando, un varón semi oculto entre las sombras en la esquina más alejada del bar, y tras comprobar que nadie le ha seguido se sienta junto a él.
-Saludos, amigo. Creía que no volveríamos a vernos en mucho tiempo.- le dice Laggard mientras le tiende la mano.
-Y así es. Esta reunión nunca ha ocurrido.- contesta la misteriosa figura mientras le estrecha la mano.- Nuestros señores necesitan saber si los rumores acerca de la presencia de marines traidores en el sector es correcta.
-Así es, nada más concluir el enfrentamiento a la estación de defensa orbital todos los oficiales fuimos reunidos para informarnos de lo ocurrido. Al parecer, traidores del Capítulo Apocalipsis liderados por un demonio de proporciones gigantescas y equipado con la misma armadura astartes que los traidores. Pero supongo que eso ya lo sabrán nuestros patrones.
-Hasta donde sé, no hemos avisado de nuestra presencia en el sector aún, y si podemos evitarlo ya sabes que prefieren que sea así hasta que se realmente necesario. ¿Algo más de lo que informar?
-No por el momento, pero si consigo reunir nueva información te lo hare saber. ¿Mismo guión que de costumbre?.- susurra Laggard mientras es contestado afirmativamente con un gesto de cabeza por su interlocutor.- En tal caso me marcho ya antes de que me hechen en falta.- se levanta y se acerca a la barra del bar sin volver la vista atrás.- ¡Camarero con quien tengo que hablar para conseguir una caja de su mejor veneno!
El viaje de vuelta transcurre sin incidencias, y tras recoger la caja de alcohol para sus hombres de la parte trasera del vehículo vuelve para reunirse con sus hombres.
-¡Que no decaiga la noche!.- grita para hacerse oír entre el ruido que le rodea.
-¿Donde se había metido Señor?.- preguntan varios de sus hombres.- Empezábamos a pensar que se había ido a dormirla.- las risas no tardaron en aumentar.
-Nada de eso, pero los del Monitorum no volvieron a tener en cuenta que no somos blandengues Cadianos, y no nos pertrecharon de suficiente combustible. Asi que tuve que ir a comprarlo yo mismo.- los vítores de los soldados aumentaron hasta niveles insospechados y rápidamente comenzaron a repartir el botín.
¡Por el Sargento Primero! ¡Por Ballhaus!
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Con las primeras luces del sol las disciplinadas filas del 513° de Ballhaus forman majestuosas bañadas con un halo dorado, mientras frente a ellas se disponen en varias hileras las sepulturas de los caídos en la batalla de la plataforma orbital. Los sacerdotes de la compañía imparten los últimos ritos y bendiciones ante los miembros del regimiento que permanecen impertérritos ante sus hermanos caídos, llenos de honor y orgullo y conscientes de que bien podrían ser ellos los que yaciesen allí hoy. Al finalizar la ceremonia, la Coronel Mialia se acerca a un pequeño púlpito que ha sido preparado para la ocasión y con la mirada fija en sus hombres comienza a recitar de memoria uno por uno el nombre y apellidos de los 38 caídos ante el asombro de sus hombres.
-"Estamos reunidos aquí para consagrar una porción de esta tierra como lugar de último descanso de aquellos que dieron su vida para que este Imperio pueda llegar a vivir en paz. Pero nosotros no podemos consagrar esta tierra, son los valientes caídos los que la han consagrado. La galaxia no recordará lo que aquí digamos, pero nunca podrá olvidar lo que ellos hicieron aquí. Somos nosotros, los vivos, quienes debemos perseverar en la tarea de que los que aquí murieron jamás sean olvidados".- Las palabras de la Coronel calan hondo en las mentes de todos los soldados allí reunidos y durante muchos minutos nadie rompe el silencio que el momento merece. Cuando la multitud empieza a marcharse, Mialia hace llamar a sus oficiales al Strategium, y sin detenerse un minuto se dirige allí con celeridad.
El Strategium permanece en penumbras cuando los oficiales van llegando uno a uno: el Comisario Mayor Askani junto con el Capitán Tesseus son los primeros en llegar, segundos después los Tenientes Sauer e Icxios hacen lo propio, seguidos del Teniente Issel que cierra la puerta tras de sí. Una vez todos en la sala, toman asiento alrededor de la mesa holográfica mientras Mialia estudia una última vez los informes que se agolpan ante ella. Parece agotada y la mortecina luz no hace sino recalcar las ojeras que surcan el rostro de la oficial en jefe. El holograma muestra las grandes ciudades de Naolous Secundus y las unidades desplegadas de la Guardia Imperial junto a las FDP en cada una de ellas en color azul. Por otro lado bien visibles en rojo se ven los últimos ataques que las fuerzas desconocidas han llevado a cabo en las últimas semanas contra pequeños asentamientos en las cercanías de dichas ciudades.
-"Como podéis comprobar el número de ataques se ha incrementado en los últimos días, aún no sabemos quienes son los causantes, y comienzan a dejar sin sueño a los mandos que dirigen las operaciones en el sector... Y por consiguiente a mi también. Ya sabemos que un capítulo de marines traidores ha aparecido en el sector, pero no creemos que sean los culpables de ellos, y por si fuera poco, resulta que no son el único mal al que nos enfrentamos. Han llegado informes de escaramuzas en Naolous Tertius con lo que parecen xenos de constitución mecánica que según me han informado son denominados Necrones por los entendidos en el asunto".- el asombro recorre a los oficiales allí reunidos ante la perspectiva de enfrentarse a unos xenos de los que todos han oído hablar en algún momento pero a los que ninguno se han enfrentado.- "Pero fuera de que las buenas noticias terminen, también se ha confirmado la presencia de Tiránidos en el sector, y todos sabemos lo que ello supone".- los ánimos de los oficiales comienzan a decaer tras la sucesión de semejantes noticias, pero antes de que el pesar comience a hacer mella en ellos da un golpe de efecto en la conversación.- "Pero no todo son malas, gracias al bendito Emperador dos capítulos de marines espaciales han venido en nuestra ayuda, unos son los honorables hijos del León con los que ya hemos tenido el honor de servir en el pasado, de los otros, por el momento, desconozco el capítulo al que pertenecen pero son igualmente bienvenidos".- tras esa vuelta de tuerca los ánimos parecen mejorar y Mialia se siente aliviada de que su estratagema a la hora de dar las nuevas haya funcionado como esperaba.- "Nuestras órdenes ahora son sencillas, explorar los territorios cercanos en busca de los atacantes misteriosos. Ahora que sabemos a qué nos enfrentamos podemos buscar con mejores resultados a dichos enemigos. Mi intención es enviar las pocas naves de las que disponemos en patrullas para mantener una vigilancia constante desde el cielo y dividir nuestras ya esparcidas fuerzas en pequeños grupos de batalla con campamentos móviles que puedan responder con presteza ante cualquier posible avistamiento. Sus órdenes están especificadas en los módulos de datos que tienen frente a ustedes. Con ellas en mente y sabiendo que el problema al que nos enfrentamos sea posiblemente un nuevo brote de un viejo enemigo conocido por todos, no tengo que pedirles que sean concienzudos. Aún así, sean conscientes de que no es el único enemigo posible, o que no encontremos uno nuevo del que no hemos sido informados. Tienen sus órdenes, retirense y cumplanlas, pero procuren volver todos a casa".- todos los oficiales comienzan a marcharse hablando entre ellos de lo que acaban de ser informados, cuando el último de ellos lo ha hecho, Mialia se deja caer sobre su asiento agotada, pero lejos de irse a descansar vuelve a retomar los informes para estudiarlos una penúltima vez.
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